En un velatorio sueño
que regalan un ramo hermoso de calas
tomándolo en mis brazos
meciéndolo digo
hace años que no veo una de éstas
-se ve que a los muertos
nos cambian las modas-
y mientras lo arrullaba
en mi pecho pensé
en aquellas piedras
cuyo magro editor a sueldo
corrige los versos
que redactan las sombras del pasado
aquellos -los vivos-
que presionan con piedra mi cabeza
pidiendo gritando exigiendo
me-
¡a este yo tan pobre!
a este mendigo en forma de S
que quiebra la mano y la espalda
y dentro bien escondida
la sonrisa
detrás de la piedra
que presionan con su nombre
mientras sueña
que vuelo entre cenizas.
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