seguir,
arrojar cada día
despojos de voluntad a un pozo abarrotado de intentos
probar subir
y que una mano
dura, táctica, eréctil
me hunda el rostro entre los hombres
aunque aferre voluntad hacia arriba
siento el quiebre en las rodillas
como una copa intacta el piso
desgarra el suelo
en dos me abro
y caigo
queda el recuerdo
de una articulación -culposa- que quiso dar un paso
y punzante me sonrisa la humillación.
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