viernes, 1 de febrero de 2013

12-01

un fantasma me visita las mañanas

-yo lo invoco- a jugar las escondidas
a ese
y a tantos otros
                         juego
a pasear mi cuerpo en carretilla
contra todos los rincones de mi casa
este árbol de puertas cerradas 
mi cuerpo
una copa alta al cielo
reconocible en su tronco
rugoso
áspero
seco
tan ético
a la vista impenetrable
a las emociones
no impermeable ácido y suicida

quien testarudo tartamudea ante un nombre
quién

en mi jardín los tallos
quiebran dedos rozan
a ojos cerrados
un millón de alas 
casi imperceptibles
se posan ávidas
                         de néctar 
con tu fantasma me visito
toda noche
el mundo me abre una puerta
inexistente
mi cuerpo muerto va dejando las migajas
para encontrarse
toma forma de voz 
la alabanza -subo mi copa al suelo
me arroja el vino sobre el mármol
al empujarla salgo a flote en la hierba
mi piel la acaricia paso a paso el tiempo
pide unos segundos para acomodarse
y volver

a su fingido equilibrio
al cuerpo muerto
mi fantasma sonríe
cómplice y desaparece.


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